- Mi palabra debe ser cordial: debo saludar, despedirme, dar las gracias.
- Mi palabra debe ser amable: debo dejar en el aire una suerte de puntos suspensivos para que el otro se exprese; no debo ridiculizar a nadie en publico.
- Mi palabra debe ser positiva: debo ser una fuente de inspiración para los demás.
- Mi palabra debe ser respetuosa de los ausentes: debo evitar el encadenamiento incesante de juicios sobre los demás, como si la conversación fuera un tribunal virtual.
- Mi palabra debe ser tolerante: debo exponer mi punto de vista de manera no violenta, escuchar las opiniones distintas a la mía; la buena voluntad de discutir y escuchar es el fundamento de la democracia.
- Mi palabra debe ser la guardiana del mundo: debo mostrar admiración por lo que me rodea, el mundo natural y el social. Es mejor el exceso de admiración que el exceso de desprecio.
- Mi palabra debe ser responsable del lenguaje: debo hablar bien mi lengua materna, emplear la palabra exacta, respetar la gramatica y pronunciación y tratar de expresarme con elegancia y refinamiento.
- Mi palabra debe ser verdadera: debo evitar la mentira, los eufemismos hipócritas y las exageraciones injustas.
lunes, 11 de julio de 2011
Las 8 reglas de la ética del lenguaje
Publicado por
Ana P.
en
10:19
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Etiquetas:
lenguaje
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3 comentarios:
Qué bonito Ana Paulina y cuánta razón tiene, gracias por compartilo
Un besiño
m*
aaaaa..buenisimo
lo imprimo.
gracias!!
A mí me gustaron mucho. Creo que hay mucha gente que debería tener estas reglas más presentes antes de abrir la boca, verdad?
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