sábado, 26 de diciembre de 2015

De nuevo a la biblioteca



Hoy visitamos en familia la biblioteca Virgilio Barco. Fue la que frecuentamos por varios años, desde el momento en que comenzamos a educar en casa, hasta que el  tráfico de Bogotá se volvió tan complicado que no valía la pena el viaje desde Cajicá y el trancón cada dos semanas y además teníamos otra biblioteca que nos quedaba más cerca. Pero la otra no gustó tanto y así, nuestros días de biblioteca terminaron.  Pero... ahora que vivimos de nuevo en Bogotá, estamos muy cerca de nuestra querida biblioteca de antes y hoy estuvimos renovando los carnets y reconociéndola. Espero que este sea el comienzo de una nueva rutina de visitas semanales.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Y como cada año, en navidad

Quienes me conocen saben que no me gusta la navidad. Me gustaba antes de tener hijos, cuando no tenía que preocuparme de nada, solo visitar a la familia, ir de paseo, rezar la novena y cantar villancicos, comer rico y recibir regalos. Todo eso simplemente pasaba, eran otros los encargados de que así fuera.

Hay muchos que recuperan el gusto por la navidad al ver a sus hijos disfrutarla. Y a mí me gusta ver a mis hijos felices, pero con el paso de los años me he vuelto tan escéptica con tantas cosas, que decirle mentiras a mis hijos sólo para verlos felices no es lo mío. Por eso, la farsa de los regalos del niño Dios terminó para nosotros relativamente pronto.  Eso sumado a nuestra eterna situación económica apretada, ha hecho que la navidad obligatoriamente no gire alrededor de los regalos. Y si no hay regalos y no hay religión ¿cuál es el sentido de la navidad? Reunirse con la familia, sí, eso sigue siendo importante, pero no sucede cada año porque algunas veces no logramos la logística que se necesita para viajar con todos los niños.


En fin, cada año me ataca la depresión por estas fechas en mayor o menor medida. Este año, con cambio de casa y de ciudad hace un mes, hemos estado tan ocupados que hemos pensado poco en la navidad y yo creí que tal vez la depresión no haría presencia. ¡Pero ayer me cayó encima con ganas! Y así, pasamos un día de navidad solo nosotros seis, en una casa todavía llena de cajas sin desempacar y cuadros sin colgar, con una cena navideña vegetariana pedida a domicilio (no me quejo, estuvo deliciosa), sin pensar en vestirnos y arreglarnos para una fecha especial. Comimos, charlamos, vimos una película y a dormir. No hubo ni un solo regalo, eso nunca había pasado, y creo que fue esa la razón que me hizo sentir tan triste, aunque mis hijos aparentemente no le prestaron atención  a este "pequeño detalle". Me duele pensar que ya se acostumbraron a que nunca hay plata para nada, menos para regalos. Quiero darles tantas cosas, y es tan difícil darles incluso lo más básico, que siento que les estoy fallando.

Pero todo pasa, y aquí seguimos. Tocará replantar la lista de propósitos para el 2016 a ver si este año sí salimos de pobres. Quiero que mi vida deje de estar enmarcada en la frase "para eso no tengo plata". Quiero dejar de vivir en modo supervivencia.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Reflexiones de una mamá de adolescentes


Hace diez días, en una competencia de patinaje, Juan José tuvo una caída en la que sufrió muchos golpes; llegó a la casa con muchos raspones y dolores en distintas partes del cuerpo. Con el paso de los días los dolores fueron disminuyendo, menos el de un golpe que recibió en el pecho. Ayer decidimos ir a que lo revisara un médico, para descartar alguna lesión. El resultado final fue tranquilizador, las radiografías salieron bien, y le mandaron reposo y medicamentos para el dolor que probablemente tomará una semana más en desaparecer. No era la primera vez que visitaba Urgencias con alguno de mis hijos, pero era la primera vez que tenía que ingresar por urgencias de adultos en lugar de las pediátricas. Fue extraño sentirme tan insegura sobre cómo debía proceder, porque tengo mucha experiencia con niños pequeños pero casi nada en cuanto a lo que se espera de mí al acompañar a mi hijo adolescente, este muchacho que además hace rato que es más alto que yo. Eso me puso a pensar en como la vida sigue y los hijos crecen y cada vez más, lo que nos queda por hacer es acompañarlos y observarlos desde cierta distancia, y me hizo sentir un poco nostálgica, la verdad.

Llevo 18 años siendo mamá y todavía tengo miedos, preguntas, cargos de consciencia, temores de no estar haciendo bien las cosas. Claro, la mayoría del tiempo estos sentimientos poco se notan, pero cuando soy consciente de que existen me desconcierto y no sé qué hacer con ellos.

Cada uno de mis hijos me aporta una buena dosis de angustia e inseguridades. Con cada uno de ellos encuentro cosas que debería haber hecho mejor, y cosas que creo que debería cambiar o mejorar, pero no es tan fácil. Sé que al final, de aquí saldrán los reclamos que me harán cuando crezcan, esos que yo misma he hecho con respecto a mi propia crianza. Nunca lograremos ser papás y mamás perfectos, ni siquiera lograremos ser la mejor version de nosotros mismos para ellos, creo que solo queda esperar que, al menos, entiendan que hicimos todo lo mejor que pudimos con las herramientas que teníamos en nuestras manos.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Charla en Medellín

Llevo meses alejada de este blog, la SEA vino y pasó y justo después participé como ponente en el Foro Internacional de Educación Alternativa en Medellín. Aquí dejo el video de la charla.


sábado, 25 de abril de 2015

De cumpleaños y cambios

Hace dos días fue mi cumpleaños, cumplí 41.

¿ Qué tiene de raro? cumplimos años cada año, una vuelta al sol más. Y cada año me alegro de escuchar o leer las felicitaciones de amigos y conocidos, con muchos de los cuales únicamente hablamos en los cumpleaños de cada uno, pero en el fondo no me hace muy feliz esa fecha.

Sé que tengo muchas cosas bonitas en la vida, mucho por agradecer. Pero tengo un carácter inconforme y me cuesta no pensar en todas las cosas que quería hacer y todavía no he logrado, un año más y siguen sin suceder. Me da miedo estar haciéndome vieja. Pienso en las cosas que, por tener la edad que tengo, ya no hice (mochilear por Europa por ejemplo). Soy desagradecida, lo sé y cuando intento ser de otra manera me siento ilusa e hipócrita y la gratitud no me dura mucho.

Pero este año... ¡este año me siento feliz! y esa felicidad me ha tomado por sorpresa, como una corriente de aire frío al voltear la esquina. Tanto, que me animé a planear un fiesta de cumpleaños, en contra de mis múltiples razones para no hacerlo: "no tengo plata para gastar en eso", "no tengo una casa lo suficientemente bonita", "que tal que no venga nadie", "aquí no cabe mucha gente", " el sofá está roto y me da verguenza", "queda todo desordenado y no tengo empleada que me ayude al otro día".... y así podría seguir.

Este año no acaba de empezar, la vida es orgánica, pocas cosas tienen un principio o un final que podamos definir. Desde hace varios meses y de distintas maneras mi vida está cambiando, mis rutinas, el ritmo de mis días, mis objetivos, mis proyectos, mis sueños. Mis días son tan distintos a como eran hace un año que parece la vida de alguien más, no la mía. Aunque mi prioridad sigue siendo mi familia, siento que estoy haciendo y planeando cosas para mí, es como si hubiera reaparecido yo en mi propio panorama, porque por mucho tiempo no estuve ahí.

Y aunque todo volviera a cambiar mañana, si tuviera que volver a las rutinas de antes, incluso así ya no sería la misma. Tengo la cabeza llena de proyectos y la diferencia está en que ahora sé que tengo con qué hacerlos realidad.

martes, 7 de abril de 2015

Legalización de la educación en casa ¿necesitamos buscarla?

Permanentemente surge en las conversaciones entre las familias que educan en casa el tema de la legalidad. En nuestro país educar en casa no está prohibido, por lo tanto no es ilegal, pero no esta expresamente contamplado por ninguna ley. (en este link encuentran más información)

Yo creo que esta situación nos ofrece ventajas como:
  • No nos vemos obligados a rendirle cuentas a nadie sobre lo que estamos haciendo.
  • No tenemos que seguir un plan de estudios establecido por alguien que no conoce a nuestra familia ni a nuestros hijos.
  • No necesitamos evaluar a los niños si no queremos (o si ellos no quieren), ni a presentar certificaciones ante nadie.
  • Manejamos nuestros tiempos segun el ritmo de nuestra familia.
  • Cada paso en nuestro proceso de aprendizaje corresponde a una necesidad auténtica de aprender y no a la obligación de llenar un requisito.
Sin embargo, para muchas personas también trae algunos inconvenientes:
  • No existe la facilidad de tener un material académico oficial con el cual guiar la educación de los hijos.
  • No hay un proceso único y claro ya establecido para tener acceso a las certificaciones y validaciones de los estudios de los niños.
  • Debido a que la ley es ambigua y se da para diferentes interpretaciones, siempre estamos expuestos a ser denunciados.
  • Las familias que son denunciadas no tienen unas leyes claras a las cuales apelar a la hora de defenderse, sino que quedan un poco "a merced" de la persona que tenga que tomar la decisión y su capacidad para entender y aceptar esta forma de educación.
  • No tenemos acceso a ciertas oportunidades (descuentos, entradas más baratas con carnet de estudiante, participación en ciertos eventos y concursos) que sólo se le ofrecen a los niños que van al colegio.
En este momento no estoy a favor de buscar la legalización de la educación en casa en Colombia, sin embargo no descarto que tal vez en el futuro necesitemos hacerlo. Creo que hay que mirar las cosas con perspectiva y estudiar la historia y la situación del homeschooling a nivel mundial. Yo veo que incluso en paises en los que las leyes contemplan y reglamentan la educación en casa, las familias corren el riesgo de dar con funcionarios mal informados. También veo que en muchos países están intentando cambiar las leyes, casi siempre en detrimento de la tranquilidad y autonomía de las familias que educan en casa.

Además, ¿qué tipo de leyes creen que tendríamos en nuestro país si legalizaran el homeschooling? Creo que seríamos muy ilusos si pensáramos que vamos a tener una ley de homeschooling abierta y flexible, respetuosa y amable con los procesos de nuestros hijos. Lo más probable, conociendo la mentalidad de nuestros funcionarios públicos, es que si existiera una ley que aprobara el homeschooling estaría llena de condiciones y restricciones que nos complicarían mucho las cosas. A mi me encantaría que el homeschooling fuera legal, que tuvieramos que inscribirnos o reportarnos como homeschoolers en alguna parte, que pasáramos un informe cada año de lo que nuestros hijos aprendieron, pero que no quisieran encasillarnos en currículos ni programas obligatorios y mucho menos nos forzaran a recibir evaluaciones domiciliarias ni entrevistas a los niños.

El tema legal es difícil y se da para desacuerdos, sin embargo es nuestra responsabilidad pensarlo y prepararnos para que cuando tengamos que enfrentarlo contemos con una comunidad fuerte, unida y capaz de hacer valer nuestros derechos y nuestras ideas.

domingo, 29 de marzo de 2015

¿De regreso?

No estoy tan segura... pero voy a intentarlo.

Han pasado muchas cosas en los últimos meses que hacen que cada vez tenga menos tiempo para dedicarme a escribir, pero a la vez muchas de esas mismas cosas me hacen pensar que definitivamente no puedo dejar de hacerlo.

Mi "vida slow" dio un giro de 180º y ahora no es para nada slow, desde octubre del año pasado fui invitada a participar de la planeación y organización de algo llamado Semana de la Educación Alternativa. Es una iniciativa de Reevo apoyada por la Secretaría de Educación de Bogotá, y en la que entré a hacer parte representando a la Red EnFamilia. En ese momento lo ví como una maravillosa oportunidad de dar a conocer o hacer más visible la opción de educar en casa, además con el respaldo oficial de la Secretaría de Educación, lo que a los ojos de mucha gente le daría legitimidad. Todavía lo veo así, pero las posibilidades ahora son mucho mayores.

Como parte de ese proceso he asistido a muchísimas reuniones, seminarios, jornadas de trabajo colaborativo y he conocido también a mucha gente interesante y a unos pocos no tanto.  A la par, y porque una cosa lleva a la otra, fui invitada a ser uno de los mentores del Startup Weekend Education Bogotá, una experiencia inolvidable y muy energizante. Ahí también conocí gente espectacular con la que espero seguir en contacto por mucho tiempo.

Estoy entrando poco a poco y sin haberlo buscado, en un mundo que no me esperaba, y contra el que me he estrellado inevitablemente pero también de él estoy aprendiendo.

Al mismo tiempo, la vida doméstica nunca para, las dificultades económicas no logramos superarlas, y eso hace que la vida se convierta en un juego de malabarismo, donde todo el tiempo jugamos a mantener un precario equilibrio. Incluso mi matrimonio y mi relación de pareja han sufrido una metamorfosis interesante que nos ha llevado a pensarnos y querernos de nuevas maneras.

Los hijos nunca paran de crecer y maravillarnos, Mariale va por su segundo semestre de Fotografía, aprendiendo a manejar sus tiempos y sus responsabilidades y a combinarlas con sus relaciones personales. Juanjo, super dedicado a patinar y programar, nos ha tenido aprendiendo sobre nutrición de deportistas de alto rendimiento vegetarianos. Adelaida, ya de lleno en su preadolescencia, no para de soprenderme con todos los cambios que veo en ella de un día para otro y Jacobo, al que inevitablemente sigo viendo como mi bebé, me llena de alegría con su forma de quererme y con todas las ideas únicas que salen de su cerebro y que expresa con palabras de una manera muy suya.

Tuve una oferta laboral que me llegó de sorpresa y aunque duró poco y terminó de manera abrupta y algo cruel, me ofreció posibilidades como: redactar una hoja de vida por primera vez en mi vida, regresar al ambiente universitario esta vez como profesora, recibir una nueva oferta para presentar un proyecto de investigación propio, exponer mis ideas ante personas que tienen una visión de la educación muy distinta a la mía.

Sigo nadando, tres o cuatro veces a la semana cuando puedo, y he logrado por fin que el ejercicio vuelva a ser una parte importante de mi vida. Además de lo satisfactorio que es para mí ver los progresos, siento que tengo un cuerpo más fuerte, con mejores capacidades de resistencia y eso era justamente lo que quería lograr.

Es probable que, si tengo tiempo, intente hacer un recuento fotográfico del último año, para no perder el espíritu inicial del blog que era llevar un registro de nuestra vida como familia homeschooler.

Así que espero ser capaz de sacar tiempo de mi ocupadísima agenda para una cosa más.