lunes, 4 de febrero de 2013

Los cuatro acuerdos y la crianza

LOS CUATRO ACUERDOS DE LA SABIDURÍA TOLTECA

1. NO SUPONGAS

No des nada por supuesto.
Si tienes DUDA, aclárala.
Si SOSPECHAS, pregunta.
Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen FUNDAMENTO.

2. HONRA TUS PALABRAS

Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; y si no te honras a ti mismo, no te amas.
Honrar tus palabras es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces. Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.

3. HAZ SIEMPRE LO MEJOR

Si siempre haces lo mejor que puedas, nunca podrás recriminarte ni arrepentirte de nada.

4. NO TE TOMES NADA PERSONAL

Ni la peor OFENSA.
Ni el peor DESAIRE.
Ni la más grave HERIDA.
En la medida que alguien te quiere hacer daño,
en esa medida ese alguien se hace daño a sí mismo. Pero el problema es de Él y no tuyo. 

Durante el año pasado encontré este texto en diversas ocasiones, publicado en facebook por varios de mis amigos. Luego me enteré que pertenecía al libro (que no he leido) "Los cuatro acuerdos" que según la wikipedia es "un ensayo de la soteriología tolteca escrito por el médico mexicano Miguel Ruiz que está basado en la sabiduría de los antiguos toltecas. Relata la cosmovisión que debería tener un ser humano para estar en equilibrio personal, teatral, diferencial, emocional, mental y social."

Ayer lo volví a leer y me hizo pensar en varias de las cosas que he aprendido durante los años que llevo de ser mamá.

No supongas.  Con los niños esto es muy importante. Desde nuestra posición de adultos olvidamos que esas pequeñas cabecitas funcionan muy distinto de las nuestras, pues todavía no están contaminadas con tantas ideas y prejuicios que tenemos su padres con respecto a todos y a todo. Ahí está el fondo del asunto cuando los niños, en palabras de los adultos, se "portan mal" (¡una de las expresiones más fastidiosas que existen!). Si tratamos de pensar como ellos, si nos tomamos el tiempo de preguntar y de indagar antes de reaccionar, veremos que no hay maldad en sus acciones, tal vez curiosidad,  exceso de energía, impaciencia y seguramente algún error de cálculo. Y no sólo cuando se "portan mal" sino en todas las situaciones cotidianas, si observamos a nuestros hijos si suponer nada, aprenderemos muchísimo de ellos.

Honra tus palabras. Básico. Para nuestros hijos lo que nosotros decimos es verdad absoluta. Otra frase en facebook decía que "La forma en que hablamos a nuestros hijos se convierte en su voz interior" Y es verdad! Ellos nos creen ciegamente todo lo que les decimos no solo sobre el mundo sino también sobre ellos mismos. No sólo lo que les decimos con palabras sino con nuestro tono de voz, nuestras actitudes o nuestro lenguaje corporal.

Haz siempre lo mejor.  Cuando nuestros hijos son bebés siempre estamos listos y llenos de energía para hacer lo mejor. Al pasar el tiempo los niños crecen, ya no están solos sino que tienen hermanos, y comienza a faltarnos la energía y a abrumarnos la rutina y puede suceder que esa disposición para hacer lo mejor se diluya sin darnos cuenta y terminemos haciendo lo mínimo necesario para sobrevivir cada día. Y ellos lo sienten y lo reflejan. Siempre deberíamos darles lo mejor de nosotros, pues para eso los trajimos al mundo. Ellos no nos deben nada, si actuamos sin esperar nada recibiremos mucho más de lo que habríamos podido esperar.

No te tomes nada personal. Cuando comprendí esto, mi vida como mamá se hizo más fácil. No es algo personal si el bebé bota al suelo la papilla que nos tomó horas preparar. No es personal si hacen pataleta en un sitio público. No es personal si te dicen que no te quieren. No es personal si no quieren hacer lo que les pides.  Casi siempre tiene que ver con el momento de desarrollo en el que se encuentran y con la incapacidad de comunicar su malestar, por no haber desarrollado suficientemente la capacidad de identificar sus sentimientos y expresarlos claramente. También tiene que ver con que esperamos de ellos algo que no están preparados para darnos, en fin.

Creo que estos principios aplican a todo tipo de relaciones, pero sé que en mi maternidad los he descubierto por mi propia cuenta, a punta de estrellarme una y otra vez casi siempre de manera dolorosa.

2 comentarios:

Ivett dijo...

Hay Ana, qué manera de hacer tuyo el escrito!! A mi últimamente me esta pegando eso de la falta de energía para dar lo mejor de mí. Y es que han habido tantos cambios a los que nos hemos tenido que adaptar que la verdad es que no es de sorprender pero como bien dices estoy bien conciente de ello y por eso no me tomo personal el comportamiento tan caótico que han tenido mis dos peques en estos días ni el mío y tengo la certeza de que es sólo cuestión de tiempo, paciencia y mucho amor.

Saludos

Ana P. dijo...

Gracias Ivett. me gusta que te hayas identificado con lo que escribí. A veces descubrir que no somos las únicas en sentirnos de cierta menra ayuda mucho. =)